El apocalipsis ha llegado antes de lo previsto...un Bustareño en mitad de Londres.

martes, 25 de octubre de 2011

Todo marcha bien

Cuando llevamos dos semanas de buscavidas en Londres, a uno le da por lanzar la mirada atrás, aunque sea sólo para ver ese camino que quedó atrás, y recordar que cada pisada que dimos, ya no la volveremos a dar.

A día de hoy, podría decir, todo marcha bien.

Hemos tenido bajas. Apenas superamos la mitad de los que comenzamos esta aventura. Nadie dijo que fuera a ser fácil, pero la realidad suele hablar en un idioma más fácil de entender de lo que el español es para nosotros, más universal que el inglés para el resto del mundo, y algo más duro que la palabra más dura que pueda pronunciarse en cualquier lengua.

Pero todo marcha bien.

Atrás quedan los compañeros caídos, las familias, los amigos, una ciudad, un pueblo, un hogar. Son dos semanas con sabor a dos meses. Atrás quedaron aquellos días donde, abrazados por nuestros seres queridos, todo parecía mucho más fácil; y, en su lugar, ahora son las dificultades las que forman parte de nuestro día a día.

Pero todo marcha bien.

Nos vamos acostumbrando a que nadie nos regale nada, a ser el resultado de nuestro propio esfuerzo, a construir nuestras vidas en una ciudad virgen a la que poco a poco damos forma con nuestras experiencias, moldeándola a medida que conocemos nuevas personas, nuevos lugares, y ese "algo" de nosotros que se empieza a desperezar, saludando la salida de un sol que apenas comenzamos a vislumbrar.

Todo marcha bien.

Cada palabra que escribimos somos un poco más maduros. Por cada bocanada de aire londinense vamos expulsando el aroma del viejo Madrid. Pero siempre queda ese algo, ese tirón de la tierra, esa sensación de que, con lo que estamos aprendiendo aquí, sería mucho más fácil triunfar en nuestro hogar. Que crecemos a pasos agigantados.

Y todo marcha bien.

Todo marcha bien porque, a pesar de todas las dificultades, permanecemos juntos. Marcha bien porque nuestras familias nos prepararon para superar cualquier obstáculo, porque nuestros amigos siempre estarán con nosotros, aunque no podamos verles. Marcha bien porque, sobre todo, marchamos por nuestro propio camino, dejando atrás ese extraño sendero que la vida nos había propuesto como el más fácil.

Todo marcha bien, en definitiva, porque marchamos, y no tenemos intención de parar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario