Hace mucho que no escribimos, y hay muchísimas cosas que contar. Pero antes de poner el blog al día, debemos de entregarnos a la labor de dedicarle esta entrada a nuestras familias, que han venido a vernos estos 3 días.
Debemos dedicárselo a Yolanda, a Fátima, a Álvaro, a Almudena y a Carmela, por parte de Pedro.
A Mari Carmen y a Vicente por parte de Pelayo.
Y, por su puesto, a Mª José, mi madre, que ha venido sola para poder estar conmigo.
A todos vosotros, gracias, porque sin vosotros no habríamos podido llegar hasta aquí y luchar contra la adversidad con el valor de 100 hombres cada uno. Y permanecer en pie.
Porque cuando vinimos, dispuestos a enfrentarnos a esta gran aventura, supimos que jamás estaríamos solos. Que en cada batalla nuestra fuerza sería la de todos los que siempre nos apoyaron, los que siempre estaréis con nosotros.
Y en la victoria, nuestra gloria, sería también la vuestra. Y nuestra sonrisa, también se dibujaría en vuestras caras.
Porque cuando sólo nos quedamos 3 bustareños en Londres, sabíamos que no estaríamos solos. Que, en realidad, éramos muchos más.
Porque gracias a vosotros no somos 3. Somos 300.
Y ahora que habéis venido para recordárnoslo, para darnos otro poquito de vuestras fuerzas, de vuestras esperanzas en nosotros mismos, y de vuestro amor; sólo queda mirar al frente, y no tener miedo al largo camino que nos queda por recorrer. Y que, juntos, recorreremos.
Porque los bustareños jamás se retiran.
Los bustareños jamás abandonan.
Así lo dice la ley bustareña, y así lo haremos.
Gracias por venir.
